Dentro de la ISO 26000 existen 7 materias fundamentales que se deben tomar en cuenta para lograr un mayor impacto en las acciones de una empresa, una de ellas es enfocarse en las prácticas justas de operación, es decir en su cadena de valor y proveedores.

Se refieren a la conducta ética de una organización en sus transacciones con otras organizaciones y en cómo una organización utiliza esa relación que tiene con las otras para promover resultados positivos a través del liderazgo y de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE).

Las empresas que asumen este compromiso, buscan garantizar que sus proveedores cumplan con parámetros ambientales, sociales y económicos de responsabilidad social, para proteger su propia reputación.

Incluyen las relaciones entre organizaciones y agencias gubernamentales, así como, entre organizaciones y sus socios, proveedores, contratistas, clientes, competidores, y las asociaciones de las cuales son miembros.

¿Qué necesitamos para lograrlo?

Tener un comportamiento ético para establecer y mantener relaciones legítimas y productivas con toda organización o persona con la que trabajemos. Por esta razón, es elemental promover y fomentar normas de conducta ética en nuestras prácticas operativas como negocio.

  • Los aspectos que incluye esta materia son:
    • Anticorrupción.
    • Participación política responsable
    • Competencia justa.
    • Promover la responsabilidad social en la cadena de valor.
    • Respeto a los derechos de propiedad.

La competencia justa y el respeto a los derechos de propiedad no se pueden lograr si las organizaciones no operan entre ellas de manera honesta, equitativa e íntegra, por lo que la observación, promoción y fomento de las normas de conducta ética serán fundamentales. Para prevenir la corrupción se debería, por ejemplo, identificar riesgos de corrupción e implementar y mantener políticas y prácticas que combatan la corrupción y la extorsión, asegurar que sus lideres sean un ejemplo anti-corrupción y brinden compromiso, motivación y supervisión en la implementación de estas políticas anti-corrupción.

  • Para promover la competencia justa, una organización debería:
    • Realizar sus actividades de manera coherente con las leyes y regulaciones en materia de competencia y cooperar con las autoridades competentes
    • Establecer procedimientos y otros mecanismos de salvaguarda para evitar involucrarse o ser cómplice de conductas anti-competencia.
    • Promover la toma de conciencia entre los empleados acerca de la importancia de cumplir con la legislación en materia de competencia y competencia justa.
    • Apoyar las prácticas anti-monopolio y anti-dumping, así como las políticas públicas que motivan la competencia.
    • Ser consciente del contexto social en el que operan no aprovecharse de condiciones sociales, como la pobreza, para lograr una ventaja competitiva desleal.
  • La aplicación de una estrategia de RSE en la cadena de abastecimiento, que signifique la adopción de buenas prácticas de negocio entre los proveedores, genera importantes beneficios como:
    • Incentivos para un cambio cualitativo en la oferta.
    • Protección de la reputación.
    • Priorización de los mejores proveedores.
    • Aseguramiento de insumos y servicios sostenibles.
    • Desarrollar alianzas de RS.
    • Lograr eficiencias (“Las 3R’s», reutilizar, reciclar y reducir).
    • Atenuar los riesgos.

La competencia justa y abierta estimula la innovación y la eficiencia, reduce los costos de los productos y servicios, asegura que todas las organizaciones tengan las mismas oportunidades, anima al desarrollo de productos o procesos nuevos y mejores y, en el largo plazo, mejora el crecimiento económico y el nivel de vida. Las conductas anti-competencia pueden llegar a perjudicar la reputación de una organización frente a sus partes interesadas y pueden ocasionar problemas legales. Cuando las organizaciones rechazan involucrarse en conductas anti-competencia ayudan a crear un clima donde dicha conducta no se tolera, lo que beneficia a todos.

 

Author

Write A Comment